lunes, 19 de mayo de 2014

A la espera de otro partido mejor (por Jorge Miranda)


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Todos daban al Real Madrid por ganador antes de jugar el partido, pero ante equipos como el Maccabi Tel Aviv, con figuras tan grandes como el veterano David Blu, y al ver la confianza que llevaban después de remontar in extremis al CSKA, daba la impresión de que el partido no iba a ser tan fácil como aparentaba. 

El partido empezó de cara para los israelitas, que consiguieron una ventaja de 11 puntos, haciendo gala de la importancia de jugadores como Schortsanitis o Hickman. El Madrid no se amedrentó y les devolvió el parcial con un 19-2 a su favor que dejaba al Maccabi por detrás con un gran Reyes. El Maccabi, como buen contrincante, duro de roer, siguió dando guerra durante el segundo cuarto. Un triple de Blu en el filo del segundo cuarto les acercó a 35-33, aún por detrás. Hasta ahora, el partido estaba siendo muy bronco y las faltas tanto pitadas como no pitadas para ambos equipos estaban siendo abundantes. El Maccabi había demostrado ser un equipo difícilmente vencible que no se desanimaba con parciales amplios o por la diferencia de puntos.

 Los 2 equipos habían jugado bien y empezaba el tercer cuarto. Aquí fue donde la combinación Hickman-Tyus empezó a hacer daño con una simple pero efectiva jugada: bloqueo directo. David Blatt había analizado bien al rival y sabía que les podía hacer daño en la zona, y así lo hizo, con Hickman, Rice y Blu por fuera, y Schortsanitis y Tyus, el cual quitó la mayoría de los rebotes ofensivos a los blancos. El Real Madrid respondía con los tiros de Sergio Rodríguez y un Mirotic que se iba despertando poco a poco. Aunque el Madrid aguantaba pegado al Maccabi, era notorio que el Maccabi estaba jugando mejor y que el equipo español se quedaba sin ideas y no movía a los jugadores de David Blatt. Tampoco es que el ambiente fuese el mejor, pues los 9000 aficionados del Maccabi se hacían notar y empujaban a su equipo con una fuerza antes no conocida. Esta diferencia se evidenció con el último cuarto, en el que Rice, que hasta entonces no había hecho tanto como Hickman o Blu, desplegó sus dotes baloncestisticas y a punto estuvo de dar la victoria al Maccabi, de no ser por un tal Sergio Rodríguez que forzó la prórroga con un triple. 

Los jugadores del Madrid estaban muy cargados de faltas, sobre todo Slaughter y Rodríguez, debido al mal arbitraje por parte del trío arbitral y a su mala defensa y peor ataque. Llul no había aportado nada, Mirotic ya no veía claras las jugadas, Rodríguez no movía a la defensa...no pintaba bien el horizonte. Y así fue que con la subida de nivel de la anotación de Rice, el nulo ataque y las cuantiosas faltas hechas, la Novena se fue del lado de los del Real Madrid por 86-98, un resultado muy engañoso.

Los madridistas no pudieron hacer otra cosa que ver como le entregaban al Maccabi su merecida copa y el MVP del partido a Rice. Habrá que esperar otro año más para ganar la Novena.

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